Perdiendo la humanidad: Según Performance Beast
Finalmente, cada uno a tenido sus propios conflictos con este proyecto, hemos descubiertos aspectos que no esperábamos del otro, llorado y reído mucho, hemos perdidos brazos y piernas, y más de un dolor de cabeza. Aún así no deja de sorprenderme este viaje, pues justo en este instante, en este mismo momento he dado cuenta de lo que de verdad nos convierte en animales: el tener que sobrevivir. La vida es una lucha constante (esa es una frase más que cliché) con el animal salvaje que llamaré destino. impredecible e incontrolable, pero que con el tiempo aprendemos a convivir, a ver sus lados amables y lo mucho que nos enriquece el estar en constante pelea con los impedimentos que nos pone. Vivimos, mientras nos alimentemos de nuestras experiencias, de nuestros logros y derrotas; y sobrevivimos cuando nos rendimos a la fuerza de la corriente y sólo esquivamos las rocas dejando pasar la oportunidad de aprender. Nacer, crecer, reproducirse y morir no es nuestro objetivo por algo de verdad no somos como los otros animales. Y así se delimita la línea entre Performance y Bestialidad: si yo tengo un objetivo, un contenido, una creencia, quiero crecer y alimentarme de la experiencia mi acción es una performance, si actuo por actuar, porque alguien me lo dijo, por obligación no es más que una tarea, te dejaste arrastrar, seguiste ordenes como un animal domesticado. Es muy simple, decepcionante simple, pero cierto. Por mi parte, prefiero quedarme con la fuerza que provoca que el artista cree una performance: el liberarse de todas las ataduras, de los alambritos que cortan mis alitas, etc.
Y así proseguimos...
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